Empezar una nueva vida en un nuevo país no es terreno fácil, especialmente para los venezolanos. Muchos de los inmigrantes en Colombia terminan estrellándose contra la realidad, a medida que se encuentran con muchos obstáculos en su búsqueda de restaurar o preservar su forma de vida. Este sueño de éxito no es imposible. Estos venezolanos lograron precisamente eso, desde vivir su vida libre de deudas por la primera vez desde su llegada, hasta preservar un negocio familiar, ellos encontraron la manera de sobrevivir por sus familias.
Linelvi Rivas
“La gente nos ha mostrado la espalda, pero te tienes que levantar y caminar, porque mi corazón está todavía en Venezuela”.
En Venezuela, Linelvi Rivas y su esposo vivían bastante bien, incluso cuando la crisis Venezolana comenzó. Sin embargo, tan pronto quedó en embarazo supo que no podría criar a su primer hijo en medio del caos de la crisis, ni encontrarían los elementos básicos para suplir sus necesidades, por lo que decidieron mudarse a Medellín. Inicialmente, no consideraron empezar su nueva ida en Colombia, querían ir a Monterrey, México. Pero viajar allá era demasiado costoso como para que pudieran adquirir los tiquetes para irse juntos. Decidieron venir a Medellín porque su esposo conocía a alguien en la ciudad. Esta experiencia con el amigo previamente conocido no resultó bien, se vieron estafados debido a que, entre otras cosas, esta persona robó sus computadores y se volvió insostenible vivir con él. Eventualmente, la pareja encontró su lugar en el pasaje comercial Boyacá, una vez que el administrador del se percató de la fuerte ética de trabajo del esposo de Linelvi, y sus ganas de salir adelante. Decidieron brindarle a Linelvi la oportunidad de abrir su propio local bajo un acuerdo en el cual pagaron su alquiler por un costo diario, y no mensual, lo que era más fácil de conseguir con el trabajo diario. Un año y medio después de mudarse de Venezuela a Colombia, la joven pareja se encuentra fuera de deudas por primera vez. “La gente nos ha mostrado la espalda, pero te tienes que levantar y caminar porque mi corazón está todavía en Venezuela”, dijo Rivas.
Richard Javier Fariñas Herrera
Richard Javier Fariñas Herrera fue el primero de su familia en mudarse a Colombia, en febrero de 2018. En Venezuela trabajaba como entrenador de esgrima. Sin embargo, debido a la crisis migratoria, decidió mudarse a Colombia para poder brindarle una mejor vida a su pequeña hija y su esposa. Ahora, Richard trabaja en un restaurante, mientras continúa trabajando eventualmente como entrenador de esgrima.
Oneidys Alejandra Rodríguez
“La decisión de dejar Venezuela fue difícil porque no quería dejar a mi papá, él es discapacitado y había vivido conmigo durante toda mi vida”.
Oneidys Alejandra Rodríguez y su esposo decidieron mudarse a Colombia en mayo de 2018 porla seguridad de su hija. Las cosas se tornaron muy complicadas cuando se vio incapaz de poder comprar pañales, vacunas y leche para su hija. Oneidys comenzó a administrar una repostería con su prima, que también vive con ella y su familia, para ayudar a con los gastos de la casa y de su hija. Ella promueve su negocio en Facebook, allí las personas pueden pedir cualquier tipo de postres personalizados para todos los eventos. “La decisión de dejar Venezuela fue difícil porque no quería dejar a mi papá, él es discapacitado y había vivido conmigo durante toda mi vida”, afirmó Oneidys.
Jonathan Freites
Jonathan Freites fue un ingeniero civil y entrenador personal en Venezuela. Su esposa, abogada y profesora. Pero incluso con estas cuatro profesiones compartidas, no era suficiente para suplir las necesidades básicas de su esposa y sus tres hijas. Freites y su esposa decidieron mudarse a Medellín en julio de 2017, y ahora trabaja como entrenador personal en el área de boxeo como empleo principal que garantiza las necesidades de su familia. Su esposa encontró trabajo en un call center cuando recién llegaron, pero ahora se encuentra tomando clases para lograr homologar su título de derecho en Colombia, y poder ejercer.
Raúl Vargas
“Si Colombia me está dando la oportunidad, yo quiero darme la oportunidad con Colombia de ser un atleta colombiano”.
Raúl fue uno de los mejores tiradores de rifle en Venezuela, y ahora es uno de los mejores tiradores de rifle en Colombia. Ha competido en todas partes, desde Alemania hasta Estados Unidos. Decidió mudarse a Medellín, porque a pesar de ser accionista en una empresa, no podía en conjunto con su esposa encontrar las vacunas para su pequeña hija, lo que les hizo decidir que no podían criarla en esas condiciones. Su esposa es colombiana, lo que le brinda la nacionalidad a su hija y a él la residencia. Su padre, ex militar y ex tirador en Venezuela, fue reclutado por el equipo de tiro de Antioquia para que entrenara a sus tiradores. Sin embargo, él aún se encuentra en trámites para obtener la nacionalidad colombiana, la cual necesita para competir en representación de Colombia en los juegos nacionales. A pesar de que encuentra gran orgullo en ser venezolano, y aún usa su camiseta venezolana debajo de su actual uniforme, planea quedarse en Colombia de manera definitiva. “Si Colombia me está dando la oportunidad, yo quiero darme la oportunidad con Colombia de ser un atleta colombiano”, dijo Vargas.
Rui Pereira
“Financieramente hablando, nosotros no nos vimos afectados… pero la situación llegó al punto en el que no me sentía seguro. No podía ir a trabajar sin seguridad, no podía relajarme. Me sentía atrapado en mi propio país”.
Los padres de Rui Pereira fueron inmigrantes portugueses en Venezuela. Él se mudó a los Estados Unidos para estudiar y eventualmente lo hizo en el Washington College en Maryland, allí practicó beisbol y baloncesto, y se graduó en administración de negocios y economía. Su familia era dueña de tres cadenas de restaurantes independientes de comida italiana, española y venezolana. Su padre las dirigió durante 41 años. Eventualmente, después de haber trabajado en el sector financiero en Filadelfia, Pensilvania, y Tampa, Florida; Rui tomó las riendas del negocio familiar como su dueño principal. Cuando las cosas comenzaron a cambiar en Venezuela, en los inicios de la crisis, él tomó la decisión con su esposa de mudarse a Medellín en el 2015, porque ese no era un ambiente para empezar su familia. En los tres años que Rui ha estado en Medellín, abrió una cadena de restaurantes: Della Nonna Trattoria, que está estructurada de manera similar a las que su padre empezó en Venezuela, y cuenta con las mismas recetas. Está presente en tres locaciones diferentes en la ciudad de Medellín. “Financieramente hablando, nosotros no nos vimos afectados… pero la situación llegó al punto en el que no me sentía seguro. No podía ir a trabajar sin seguridad, no podía relajarme. Me sentía atrapado en mi propio país”, afirmó Rui.